domingo, 31 de agosto de 2008

Marosa di Giorgio


...Yendo por aquel campo,

aparecían, de pronto,

esas extrañas cosas.

Las llamaban por allí, virtudes o espíritus.

Pero, enverdad eran la producción de seres tristes, casi inmóviles,

que nunca se salían de su lugar.

Estancias al parecer,

del otro mundo, y casi eternas,

porque el viento y la lluvia las lavaban y abrillantaban,

cadavez más.


Era de ver aquellas nieves,

aquellas cremas,

aquellos hongos purísimos...


Esos rocíos, esos huevos,

esos espejos.Escultura, o pintura, o escritura, nunca vista, pero,

fácilmente

descifrable.

Al entreleerla,

venía todo el ayer,

y se hacía evidente

el porvenir.

Los poetas mayores están allá, donde yo digo.



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Las flores de zapallo corren por el aire y por la tierra como una enredadera de bengalas; mi madre las siega, las pone en el cesto; de pronto, se estremece, queda inmóvil; pero, huye hacia la casa; y pronto, un aroma a óleo y a almuerzo recorre la casa. Estoy sentada en el comedor, trazo mis deberes,–tendré que cruzar el campo, que ir a la escuela– los platitos y las tacitas, en línea, como calaveras de nenas recién nacidas.Surge un diablo; se para a mi lado. Mi madre –desde allá– nota que hay algo extraño entre las paredes; acude; él se oculta; ella va hacia el jardín, dice algo por disimular; luego arriesga: “– Creo que aquellos están otra vez; hoy vi uno en el zapallar”.Yo nada digo; ella vuelve a su fuego y a sus flores. Él surge de nuevo, se para a mi lado –es oscuro, hermoso, alto casi como un hombre–; me mira, me dice que me quiere, que va a ir conmigo por el campo.



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Esta noche un solitario habitante de las paredesse decidió a andar,

oh, murciélago de oro y azul,

bichejatodo de luz y telaraña,

te vi de cerca,

vimos gotear tus orejitasa

dornadas con brillantes.


Antiguo sacerdote,

tienes la iglesia

en el cerrado ropero,

pero, esta vez

te vi volar,vimos tu sombrilla,tu mantoncito infame

prenderse de la nada,se oye tu murmullo.

Y espero muchas cosasde esta noche

en que te decidiste a reinar frente a nosotros

mientras, afuera, el viento,destruye los malvones.

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